Un editor a punto de jubilarse está harto de todos y de todo. En el ejercicio de intentar atrapar el tiempo y escribir sobre lecturas, música, autores clásicos y anécdotas bizarras del ámbito editorial, se resiste a lo que su entorno le propone: escribir sus memorias.
Juan Terranova regresa a la novela, el género en el que todo es posible, para ampliar su campo narrativo. La historia respira como un diario, un ensayo, una crítica... Un collage formado por las piezas rotas de una vida dedicada a los libros.
En una operación que dialoga con El discurso vacío de Mario Levrero y Prosas apátridas de Julio Ramón Ribeyro, Terranova recorta y fragmenta con precisión quirúrgica para meterse en la cabeza de un editor solo, desengañado de su oficio, que observa el mundo -y su propia vida- con una acidez y un odio del que será muy difícil escapar.
